lunes, 25 de octubre de 2010

El poder de Rhonda Byrne, el gran esperado

Tras conseguir un considerable éxito de ventas con el libro El secreto y el documental que lleva por título el mismo nombre, Rhonda Byrne ya está arrasando desde hace unos meses en Estados Unidos con otro nuevo éxito de ventas: The Power, el cual saldrá a la venta a finales de octubre en España en su versión castellana. 

Un éxito sin precedentes: El secreto
En El secreto, libro que estuvo en la lista de los más leídos de no ficción en países como Estados Unidos o España, Rhonda Byrne se afanaba en explicarnos un secreto custodiado durante siglos por muchos y que, a grandes rasgos, consiste en la ley de la atracción: son los pensamientos que tenemos los que determinan los sucesos que van pasando por nuestra vida. De esta forma, en realidad somos nosotros quienes atraemos tanto lo bueno como lo malo, idea que su autora intenta explicarnos hasta la saciedad mediante ejemplos de casos concretos y las citas de los entendidos en la materia. El libro, de lectura fácil y que intentaba en todo momento realizar un discurso que resultase coherente en sí mismo, resultó más que seductor para los millones de personas que en todo el mundo lo compraron, produciéndose así un fenómeno social sin precedentes. Además de su lenguaje claro, otro de los posibles atractivos del libro estuvo en que su autora se centró en la aplicación de la ley de la atracción en diversos ámbitos de la vida cotidiana, como el dinero, las relaciones, el mundo, la propia persona o la vida. Mientras que unos se afanaban en comprarlo y aplicar sus “mandamientos”, por otra parte, surgió también el bando de los detractores que no dudaron en criticar el aspecto comercial que decían ver en el libro, así como lo simple de su planteamiento. Criticado por uno y seguido por otros, lo que está claro es que El secreto ha destacado por ser un libro bastante polémico y que su autora sí que parece predicar con el ejemplo, dado el éxito que consiguió alcanzar con él. No en vano, del libro se vendieron más de 19 millones de copias en todo el mundo, además de ser traducido a más de 40 lenguas. Incluso, creó tendencia, al hacer que al mercado salieran otros muchos otros libros de parecida temática que también tuvieron bastante aceptación.

El poder, siguiendo los mismos pasos
Por su parte, en The power, que se puso a la venta en Estados Unidos en agosto de 2010, Rhonda Byrne pretende seguir la misma línea ya iniciada con El secreto, siendo una continuación en la que su autora hace hincapié en las mismas ideas y, a la vez, las complementa, analizando una a unas las diversas claves de la ley de la atracción. De hecho, tanto en su composición como en la estructura de ambos libros se observa un claro paralelismo que apoya la idea de complementación y deja entrever que El poder, en buena medida, va dirigido a todos esos lectores de El secreto que se engancharon y se sintieron fascinados por lo que consideraron una auténtica revelación. Sea como fuere, y dado la acogida que está teniendo en Estados Unidos, lo más probable es que el libro tenga muy buena acogida en nuestro país, siendo otro éxito de ventas.
La configuración narrativa de Marías en Tu rostro mañana

A lo largo de su extensa carrera como escritor, Javier Marías ha construido un universo narrativo muy particular, en el que muchas de sus obras se interrelacionan, ya sea en la temática o en la expresión argumental de su peculiar voz narrativa. De esta forma, se produce una vinculación significativa entre Todas las almas y Tu rostro mañana, hasta el punto de que se puede decir que el narrador de una y otra es el mismo, si bien en la segunda acarrea otras muchas experiencias, como la que le aporta un matrimonio maltrecho. En bastantes momentos, el narrador de Tu rostro mañana hace referencias a acontecimientos ocurridos en Todas las almas, e, incluso, llega a retomar algunas de las reflexiones. Y es que las reflexiones organizadas a través de digresiones son una constante de buena parte de su obra, como Corazón tan blanco o Mañana en la batalla piensa en mí. Se hace mención explícita a personajes que ya aparecían en Todas las almas, como la antigua amante y compañera de trabajo, y, sobre todo, Toby Rylands. De hecho, este personaje tenía una función especial dentro de la primera novela oxoniense del autor. Ahora el personaje ya está muerto, pero Peter Wheeler, que además es su hermano, parece haber heredado su papel; es más, ambos mantienen una relación muy similar con el protagonista: son dos profesores y amigos que hacen que éste amplíe sus conocimientos gracias a las experiencias de aquéllos. De hecho, uno se convierte en un trasunto del otro. Los papeles que cumplen son, si no los mismos, demasiado similares. Por así decirlo, se da una repetición y posterior reestructuración de diversos componentes narrativos que ya aparecían en Todas las almas. 
Otra de las características de la obra del escritor consiste en que éste aprovecha acontecimientos reales propios o de personas muy cercanas, que conoce o le afectan, los cuales reestructura posteriormente integrándolos dentro de sus narraciones. Así, por ejemplo, las vivencias reales del padre de Javier Marías, el filósofo Julián Marías, aparecen modificadas, es decir, ficcionalizadas, convertidas en ficción en Negra espalda del tiempo (en la que el componente autobiográfico es significativo) y, en mayor medida, en la novela que nos ocupa. De hecho, Marías vierte en su narrativa no sólo sus opiniones (muchas de ellas comunes en sus artículos periodísticos), sino sus vivencias, hasta el punto de que podemos imaginar cuáles constituyen algunas de sus “obsesiones”, sus fantasmas particulares que reconfiguran parte de sus composiciones. Precisamente, la figura del fantasma se repite en su obra, si bien no resulta remarcable en Tu rostro mañana. No se ha de olvidar que hasta el título de la obra resulta significativo al respecto, pues varios son los artículos periodísticos en los que Marías ya reflexionaba sobre cómo los rostros no son sino una manifestación más de las experiencias vividas por el individuo. Pero esas experiencias muchas veces quieren ser ignoradas, ocultadas, en esta sociedad nuestra, esto no conviene ser olvidado.
El escritor recurre no sólo a lo que conoce por personas cercanas, sino también a lo recogido en los libros de historia. Alude con frecuencia a los hechos acaecidos durante la Guerra Civil Española, como es el caso del asesinato de Andrés Nin. De hecho, los acontecimientos históricos reales, así como los personajes históricos, están muy presentes en la primera parte de Tu rostro mañana. En esta ocasión, además, el escritor ahonda en los hechos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial. Se habla de la función de los espías, los organismos secretos (como la M15 o M16), los sistemas y las estrategias. En concreto, en muchas páginas, y a través de la voz narrativa de Wheeler, quien da testimonio de lo ocurrido, se trata cómo el gobierno británico destacó entre la población la necesidad del secreto para que el enemigo nazi no supiera datos fundamentales. Este tema histórico, real, le sirve a Marías para profundizar en la capacidad de la palabra y del silencio, otros temas básicos y recurrentes en su narrativa. No olvidemos, por ejemplo, que el conocer constituye una pieza angular de Corazón tan blanco (“No he querido saber, pero he sabido...”, comienza diciendo el narrador de esta singular obra).
Son muchos los elementos que Marías vuelve a reintroducir, variándolos, una y otra vez en su obra. Quienes sean un poco observadores, o conozcan datos fundamentales de su biografía, los conocen. Así, por ejemplo, tal y como señala el narrador de Negra espalda del tiempo, Javier Marías no es el nombre “real”, por decirlo de algún modo, del autor; su verdadero es Xavier Marías. Pues este hecho se traslada a la ficción de Tu rostro mañana, hasta el punto de que el narrador vacila entre diversos nombres. Es nombrado de muchas formas diferentes por diversos personajes. Y es que cómo nos nombran los demás, su forma de dirigirse a nosotros, no es irrelevante. Obviamente, no lo ha sido para el autor, que aprovecha su experiencia personal en sus narraciones, deformándola. Precisamente esto es lo que hace Marías: aprovechar su experiencia personal pero trasladándola a su narrativa mediante un proceso depurador y deformador. Sus escritos dependen de su persona, de su biografía, pero no aluden directamente a ella, sino que sólo se mantienen algunas de las pinceladas que la conforman. Nunca es el mismo Marías quien aparece retratado, sino sus personajes, quienes, en algunas ocasiones, aprovechan algunos rasgos del autor.
Por su parte, se ha de destacar que, respecto a otras obras del autor, ésta se caracteriza por el hecho de que la parte argumentativa, mediante la cual se organizan las reflexiones, aparece mucho más limitada. Así, en la primera parte, la acción apenas transcurre entre una noche de fiesta y la mañana siguiente. Digamos que, a través de esa noche, se organiza el pasado de Jacques y sus acciones futuras. Sin embargo, la estructura narrativa es perfecta porque el material argumentativo escaso queda reforzado por otro reflexivo que da profundidad a la obra y, además, señala la peculiar voz del autor, inimitable. Digamos que la novela tiene una gran calidad literaria y resulta coherente respecto a otras obras del autor. No en vano, Marías destaca especialmente por la creación de vinculaciones entre sus obras mediante las cuales se generan vínculos concéntricos y circulares que tienen un efecto globalizador, integrador. 
 Bartleby, el escribiente, paradigma de un clásico actual

Junto con Moby Dick, Bartleby, el escribiente –aparecida por primera vez en 1856 dentro del volumen Cuentos de Piazza– es, con toda probabilidad, la obra más reconocida del famoso escritor norteamericano Herman Melville. Esto, posiblemente, se deba a que la que podríamos calificar de novela corta –o cuento largo– nos presenta a un personaje que no deja de fascinarnos por lo insólito de su conducta, idea que avala el que se haya escrito tanto sobre su idiosincrasia. Desde el primer momento, y a lo largo de toda la novela, Bartleby se nos muestra como un ser extraño del que “nada es indagable”. El narrador, hombre de mediana edad bien situado, nos cuenta el caso de este peculiar amanuense al que contrató y cuyo comportamiento no pudo sino dejarlo asombrado. El elemento sorpresivo aparece cuando, ante otros requerimientos de su jefe que no sean propiamente los de copiar, Bartleby se limita a responder un escueto “preferiría no hacerlo”. Pero ha de remarcarse que este “preferiría” implica, más que  una mera preferencia, una declaración de intenciones. El lenguaje, así, trasciende el ámbito que le es propio y acaba convertido en acción. En realidad, se nos muestran dos mundos en contradicción, al hacer Bartleby lo que él quiere, y no lo que los demás le piden y esperan, siendo, por lo tanto, la rebeldía uno de sus rasgos característicos. Digamos que lo suyo es un canto a la libertad que, no obstante, queda obstruido en la garganta de un mundo agonizante, a cuyas normas hemos de ajustarnos si no queremos ser absorbidos por él, tal y como se desprende de su triste final. Y es que –¿para qué negarlo?– Bartleby representa el más alto grado de humanidad: aquél que no supone una renuncia de la voluntad en el individuo. Todo ello, además, se entremezcla con esa extraña personalidad suya, próxima al autismo por su tendencia al ensimismamiento y a desinteresarse por el mundo exterior, y que provoca una fascinación que, del narrador, se contagia al lector. En relación con esto, y como no se ha cansado de repetir la crítica especializada, son múltiples las voces, entre ellas la de Enrique Vila-Matas, en las que pueden percibirse ecos del personaje. Y es que, pese a que no sean tantos los años transcurridos desde su publicación, Bartleby, el escribiente es ya un clásico actual que encarna el misterio de la conducta humana y la tragedia a la que nos conduciría un simple acto de protesta.